En el sureste de La Mancha, donde la tierra caliza y el clima continental moldean cada racimo, nace nuestro proyecto: una bodega familiar que conjuga tradición, respeto por la tierra y la pasión por el vino.
Lo que comenzó como un sueño es hoy una realidad: 50 hectáreas de viñedo ecológico, de baja producción, que nos permiten elaborar vinos auténticos y de calidad extraordinaria.
Cada cepa, cada vendimia y cada copa cuentan una historia que habla de paciencia, esfuerzo y amor por la tierra.
Nuestros viñedos, trabajados en ecológico, son el reflejo de un compromiso con la sostenibilidad y con la identidad de nuestra tierra. Aquí, el terroir no es solo suelo y clima: es historia, cultura y tradición vitivinícola transmitida de generación en generación.
Pasear por nuestros viñedos, visitar la bodega o descubrir el ciclo de la vid en nuestro museo es una invitación a sentir el vino desde dentro: aprender a interpretarlo, disfrutarlo y vivirlo.